Pero yo... A mi me aplasta ese pasado, me juega en contra, me ataca por la espalda cuando pienso que esta a kilómetros de distancia, me golpea en la cara; es un baldazo de agua fría. Me agarra desprevenida y me recuerda lo que quiero olvidar. ¿Cuál es mi error? Tenerle tanto miedo. No poder aceptarlo. O tal vez si, aceptarlo, pero no poder distinguir que ya fue, que es pasado. Es tanta la influencia que dejó, es tanto lo que movió, lo que enseñó, que ya no puedo distinguir si realmente pasó o sigue pasando, si alguna vez la marca que dejó se va a borronear o va a seguir sellada como una huella digital. Por que es una huella, es imposible no darse cuenta qué dejó la huella, quién, cuándo...
Por eso hoy me dí cuenta que es imposible olvidar y que todo olvido es temporal. Por momentos las cosas están bien y otra veces no tanto pero aún así, todo lo que alguna vez tuvo lugar en la vida, tiene que servir de algo. Y ese pasado me enseña, me tengo que recordar. Ese pasado me recuerda todo lo que fue, todo lo que tuvo que ser, para que hoy sea lo que es, lo que siempre quise, lo que quiero para siempre. Ese pasado me toma por sorpresa pero al mismo tiempo me recuerda lo que pasa ahora, lo que me hace bien. Hoy ese pasado me sirve para no cometer errores, para saber qué hacer, cómo actuar. Y por nada en el mundo dejaría que me inmovilice. No mas. <<Todo pasado fue mejor>>, dicen. ¿Quién dice? El que perdió. Yo gané y voy a seguir ganando el resto de mi vida.
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