Hay bien y mal, estar en lo correcto o en lo equivocado, héroes y villanos. Y si somos bendecidos con sabiduría encontramos espacios entre las grietas de cada uno por donde se escapa la luz. Esperamos en silencio cuando esos momentos toman sentido, cuando la existencia sin razón logra un enfoque y nuestro propósito se presenta. Y si tenemos la fortaleza para ser honestos, al mirarnos al espejo, nos encontramos con nuestro propio reflejo. Somos testigos de la dualidad de la vida, que cada uno de nosotros es capaz de ambas: la luz y la oscuridad, del bien del mal; o de cualquiera de los dos. Y nuestro destino, mientras corre en nuestra dirección, se puede desviar según las decisiones que tomamos, el amor al que nos aferramos y las promesas que mantenemos.
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