lunes, 9 de febrero de 2015

This water lives in Mombassa anyway.

-When you go on safari... are you ever with someone else?
-I'd be with you if I wanted to be with anyone.
-Do you ever get lonely?
-Sometimes
-Do you wonder if I am lonley?
-No, I don't.
-Do you think about me at all?
-Often.
-Well not enough to come back.
-I do come back. All the time. What is it?
-Nothing. Bror has asked me for divorce. He's found someone he wants to marry. I just thought we might do that some day.
-Divorce? How would a wedding change things?
-I would have someone of my own.
-No, you wouldn't.
-What's wrong with marriage anyway?
-Have you ever seen one you admire?
Yes, I have. Many.
-Well?
-The Belfields, for one.
-He sent her home for the rains in 1910. Didn't tell her they were over til 1913.
-It's not a joke. People marry. It's not revolutionary. There are some animals that mate for life.
-Geese?
-You know. You use the damn animals for your own arguments. You won't let me use them for mine.
-I'd mate for life. One day at a time.
-I would just like someone to ask me once. That's all. Promise to ask me and I promise to say no.
-Just trust you?
-When you go away, you don't always go on safari, do you?
-No.
-Just want to be away.
-Its not meant to hurt you.
-It does.
-Karen. I'm with you because I choose to be with you. I don't wanna live someone else's idea of how to live. Don't ask me to do that. I don't wanna find out  one day that I am at the end of someone else's life. I'm willing to pay for mine. To be alone sometimes. To die alone if I have to. I  think it''s fair.
-Not quite. You want me to pay for it as well.

-No, you have a choice. But you are not willing to do the same for me. I won't be closer to you. I won't love you more because of a piece of paper.


viernes, 6 de febrero de 2015

Dicen que escapó de un sueño en casi su mejor gambeta que ni los sueños respeta tan lleno va de coraje sin demasiado ropaje y sin ninguna careta Dicen que escapó este mozo del sueño de los sin jeta que a los poderosos reta y ataca a los más villanos sin más armas en la mano que un "diez" en la camiseta.



El templo del fútbol sudamericano se rindió a tus pies infinitas veces, mientras ondeaba tu diez azul y oro cada vez que pisabas el césped. Ese dorsal que va a quedar tatuado para siempre en tu espalda va a ser tu insignia personal, junto con tu pegada en cada tiro libre, tu juego milimétrico y tu paso cansino que anunciaba con escalofriante agonía el porvenir de una jugada de otro mundo. Para siempre vas a ser nuestro ídolo, Román. Vas a ser eterno.
Para la generación de los noventa, nuestra memoria futbolera empieza con tus primeros caños en La Bombonera. Y a mis cortos cinco años, festejaba con apenas conocimiento de lo que significaba una red inflada después de un pelotazo de gol. El grito de festejo venía después de una corrida mirando a la tribuna y un puño apretado que se elevaba por sobre la camiseta azul y amarilla. Así nació nuestro amor. Desde la infancia, así nació nuestro romance. Tus jugadas clavadas en las retinas de los pibes de mi edad nos educaron sobre lo que es jugar al futbol. "Así, nene. Así se hace" decía mi viejo. "Así se juega a la pelota". El empeine, los ojos achinados, descifrando la distancia a correr, calculando la velocidad que imprimir, dibujando la dirección que tomar. Fuiste el primer profesor para nosotros. Y cuando cobraba sentido el juego y se volvían más claros los momentos en los cuales contener el aliento frente a alguna de tus jugadas, o cuando intentábamos ir al unísono con la tribuna sabiendo el momento apropiada para entonar un ole espontaneo, los mecanismos oscuros del deporte te llevaron a tierras lejanas.
No te entendieron Román. Jugar en el patio de tu casa no es lo mismo que arrastrar la pelota en una alfombra de césped perfecta. Acá te sabías las trampas del terreno, tenías tus espacios marcados. Conocías cada secreto del césped imperfecto que enmarcaba tus pinceladas, que amortiguaba la caída cuando los rivales te ponían la traba... o un compañero extasiado te tiraba al piso después de presenciar alguna de tus obras maestras y quería gritar con vos. No te pudieron transformar en una mercancía que vender. Como algunos otros, sos de un mundo viejo donde la pelota a tus ojos es de trapo y los arcos son troncos precariamente colocados. No servías como engranaje comercial para los devoradores del dinero. Pero el futbol como estandarte siempre te llevo de la mano en un desfile de jugadores de técnica exquisita. Te volviste un futbolista técnico, de pegada brutal, de visión implacable en el campo de juego. Pero en el barrio te extrañábamos. Aunque se nos escapaba una lágrima al saber que el hijo prodigo era reconocido en otros mundos, era una cuestión de tiempo para que se te trabara la respiración con nostalgia. Te admiraron en tierras catalanas donde quisieron tenerte por la humillación propinada a esos fríos de la Casa Blanca un tiempo atrás. Y te celebraron en Valencia cuando parecías ser el
capitán de su submarino. Pero nunca fue lo mismo. No nos olvidamos de ese primer amor, caprichoso y platónico, que se disfrutaba en la agonía de no tenerlo.
Vientos de cambio te trajeron de vuelta a La Boca, donde esperábamos con ganas enfermas la vuelta del alumno perdido que por caprichos del destino se había puesto otras camisetas. Vení, Román. Acá es tu casa Román, acá está tu jardín, tu pelota, tu arco. Acá está tu gente. Despojados de las presiones de la primera vez, la experiencia te hizo un caballero. Saliste a cada batalla con capa y espada a defender a los tuyos. Nosotros, admirados, sin poder creerles a los ojos, éramos testigos de tu magia. Pero la verdad es que cuando se trata de ídolos, los eras solo de Boca. Ni con la celeste y blanca les alcanzaba a esos ingratos. Lástima nos daban esos que no  disfrutaban de tenerte de su lado de vez en cuando. Pero nosotros, tus fieles soldados, nos hincábamos de rodillas ante tu grandeza. Nos volviste a enseñar tus proezas, levantando Libertadores, sacando pecho entre cariocas y charrúas. Volvimos a aprender de futbol. Y como un perfecto idiota enamorado, enceguecido por el trance de tu seducción con la pelota, los hinchas hicimos oídos sordos a las palabras insensibles. Porque como profeta inmerecido, solo los bosteros sabíamos que tenerte era una suerte y no un castigo.
Que ingrato corazón que fuiste cuando parecía que te ibas, que era hora de una siesta para soñar tiempos mejores. Después de esa Libertadores que se nos escurrió entre los dedos, la peor daga que nos podía atravesar no era perder la copa sino irnos con derrota y sin enganche después de la final. Desesperados algunos nos enojamos porque no encontramos explicación sensata a lo que parecía ser una traición. Pero con el tiempo entendí, por más que me haya costado, que tenías que cuidarte de lo que te hacia mal. Algunas palabras estúpidas se las creyeron los olvidadizos y otros con mucha memoria pero poco sentido común. Pero ese enojo transitorio ya iba a pasar.
Y así fue, cuando a fuerza de gambetas, tiros libres y asistencias, volviste a ser el de antes, el de siempre. Coronar tu vuelta con la de tu maestro parecía irreal. Y más para nosotros, los pibes de los noventa, que teníamos recuerdos borrosos de los años dorados. Era la esperanza de revivir y que el recuerdo fuera experiencia más nítida, más carnal, más real que un puñado de videos que el tiempo borra y vuelve difusos. El presente fue injusto. Sembraste por tantos años, pero la cosecha no fue más que un puñado de burócratas famélicos de poder y fama que te arrinconaron y te hicieron confesar tu amor por la camiseta más allá de cualquier nombre. No lo toleraron. No sabían que hacer con vos. Y después de robar, mentir. Y después de mentir, matar. Quisieron matarte. "Pero nadie puede matarte en mi alma". Esos son los que no tienen mérito para vestirse de gala los doce de diciembre. Son rivales en tu chancha. Son molinos de viento que soplan pero no son más que eso. Viento. Va a pasar el tiempo y la corriente en contra se nos hará a favor. Esos rivales son los enemigos que no te merecían. A nostros, los hinchas, todo. A ellos, nada.
Qué horror verte con otros colores, Román. Con esos, con cualquiera que no fuera el azul interrumpido por una franja amarilla. Pero ahí lo entendieron todos. Los propios y los ajenos. Que el amor que más imprime en la piel y en la memoria es el primero de todos. El tuyo. Que tu puño apretado en frente de la Natalio Pescia va a ser siempre la insignia del pueblo pujante de La Boca. No nos olvides, Román. Nosotros no vamos a hacerlo. Que difícil va a ser el domingo volver al Templo, para comulgar con los hermanos pero que falte el maestre. Que difícil no volver a verte.
Gracias. Gracias eternas. Gracias por siempre. Ah, y no seas cruel, Román. No nos dejes nunca. La tribuna va a estar siempre agradecida. No solo por tu talento irreproducible o por tu legado imborrable, sino por convertirnos a la religión a un grupo de paganos que no creyeron en Dios hasta verte apilar rivales.


martes, 9 de diciembre de 2014

Ojos llenos de asombro.

Hay amores que son como el tiempo, se sienten de ayer y hoy ya se fueron. Te dejan el tibio lugar del recuerdo. Te alegran el alma y bailan los sueños. Hay amores que te invaden todo, te marcan el alma. Te hieren a fondo. Desordenan pronto, descontrolan modos. Corazones rotos... te dejan tan solo. Hay amores que te hacen princesa de cuentos de hadas. Del reino, la dueña. Que jamas se olvidan, que jamas se pierden, que jamas se tienen... que jamás te dejan. Amor y vos quien sos, las alas o el fuego. Amor y vos quien sos, lo vivo o lo muerto. Amor y vos quien sos... que me partiste en dos. Amor y vos quien sos. 



domingo, 7 de diciembre de 2014

I had a farm in Africa.

-You know, Felicity asked to come along and I almost said no because I thought you wouldn't like it. And there's no reason for her not to come.
-Yes, there is. I wouldn't like it. You want her along?
- I want things that don't matter not to matter. 
-Then tell her no. Do it for me. 
-And then what else would it be?
-Why is your freedom more important than mine?
-It isn't. And I've never interfered with your freedom. 
-Oh, no... I'm not allowed to need you or rely on you or expect anything from you. I'm free to leave. But I do need you. 
-You don't need me. If I die, would you die? You don't need me. You confuse. You mix up need with want. You always have. 
-My God, in the world you would make there would be no love at all. 
-Or the best kind. The kind we wouldn't have to prove. 
-You'd be living on the moon then. 
-Why? Because I won't do it your way? Are we assuming there's only one proper way to do all this? Do you think I care about Felicity?
-No. 
-Do you think I'll be involved with her?
-No.
-Then there's no reason for this, is there? 
-If she's not important, why won't you give it up? I have learnt a thing that you haven't. There are some things worth having but they come at a price and I want to be one of them. I won't allow it, Denys. 
- You have no idea the effect that language has on me. 
-I used to think that there was nothing that you really wanted but it is not true, is it? You want to have it all. 
-I'm going to Samburu and she can come along if she wants. 
-Then you'll be living elsewhere. 
-All right. 






domingo, 28 de septiembre de 2014


Es claro que me estuve dejando llevar hacia vos y vos hacia mi por un largo tiempo. Aunque ninguno de los dos sabia del otro antes de encontrarnos, había una suerte de certeza inconsciente vagando despreocupadamente por debajo de nuestra ignorancia que nos aseguraba que nos ibamos a encontrar. Como dos pájaros solitarios que volaban por grandes praderas, todos estos años y todas estas  vidas nos estaban llevando el uno hacia el otro. 


And in that moment, everything I knew to be true about myself up until then was gone. I was acting like another woman, yet I was more myself than ever before.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Tener poder no es heroico hasta que decides que hacer con él.

Jack y Jill, subieron a cargar un balde de agua
Dicen que aquel tropezon era su destino feroz
Nunca tuvieron opcion, asi sucedió.
Víctimas inocentes de su propia historia. 

Como Romeo y Julieta; su historia estaba en las estrellas.
El amor y el destino y el toque de estupidez que los privo de vivir felices por siempre. 
Los finales pueden ser realmente crueles. 
Me pregunto porque no cambiaron su suerte?
Nos dicen que nos portemos como debemos, pero a veces tenemos que ser un poco traviesos. 

Solo porque la vida no es justa, 
No significa que hay que sonreir y soportarlo. 
Si pones la mejilla pero estas harto, nada cambiara. 

Aunque seas muy pequeño, podes actuar con grandeza. 
No dejes que tu pequeñez te adormezca. 
Si te sentas a esperar que cumplan su promesa, es lo mismo que fingir que esta todo bien. Y eso no esta bien!

Cenicienta, siempre muy quieta
No tuvo que hacer mucho, hasta donde yo sé
Su madrina era dos tercios de hada
Asi cualquiera soportaba a sus hermanas
Pero que pasaba si no tenia a su hada madrina?
A veces es necesario tener rebeldia

Solo porque la vida no es justa, 
No significa que hay que sonreir y soportarlo. 
Si pones la mejilla pero estas harto, nada cambiara. 

Aunque seas muy pequeño, podes actuar con grandeza. 
No dejes que tu pequeñez te adormezca. 
Si te sentas a esperar que cumplan su promesa, es lo mismo que fingir que esta todo bien. Y eso no esta bien! Y si no esta bien, debes hacer las cosas bien. 

Cada rayo comienza con un simple volteo
Una guerra puede comenzar con un suspiro
Una tormenta habra despues de un simple aletear
La abeja pequeña mas fuerte picará!
Cada dia, comienza con el tick de una aguja
Cada fuga, con el girar de una cerradura
Si estas atrapada en tu historia y queres escapar, no intentes llorar, no intentes gritar porque... 

Aunque seas muy pequeño, podes actuar con grandeza. 
No dejes que tu pequeñez te adormezca. 
Si te sentas a esperar que cumplan su promesa, nada cambiara. 
Solo porque la vida no es justa, 
No significa que hay que sonreir y soportarlo. 
Si pones la otra mejilla pero estas harto, es lo mismo que fingir que esta todo bien. Y eso no esta bien!

Pero si no empiezo yo, nadie hara lo correcto. Nadie mas que yo va a cambiar mi cuento. A veces hay que ser un poco travieso. 




martes, 22 de octubre de 2013

La vida es una carcel con las puertas abiertas.

Deja que grite, que ruja, que llore. Deja que pase, que todo pasa. Hoy es el punto final a tu miedo. Hoy es tu grito mortal. Tu día está llegando, vas a salvarte otra vez. Y vas a ser libre después. Vas a encontrarte, otra vez. Vas a salvarte... ya ves. Podés salir, cruzar las rejas. Solo estás preso en tu cabeza. DEJA QUE GRITE, QUE RUJA, QUE LLORE. DEJA QUE PASE, QUE TODO PASA!


lunes, 21 de octubre de 2013

Que dificil la memoria


¿Qué es la historia sin registro? ¿Qué es la historia sin memoria?
¿Quién la cuenta? ¿Quién la inventa? ¿Quién la olvida? ¿Quién la borra?
¿Qué recuerda la cabeza? Lo que tiene, lo que piensa ¿Quién la cuenta? ¿Quién la inventa? ¿Qué es la historia sin memoria? ¿Qué registra el corazón? El final y
adiós de un gran amor. ¿Cuánto pasa? ¿Cuánto queda? Quién nos marca y deja huellas

Qué difícil la memoria del que todavía espera. 


Cuánto duelo, cuánta pena
para no tenerte cerca. 

Que fugaz, que traicionera; la memoria del que queda. 

¿Qué es la historia sin recuerdos? Sin olvido, sin encuentro. ¿Quién nos llora? ¿Quién nos deja? ¿Quién nos banca en lo que resta? ¿Qué me importa lo que pase sin memoria para darte? Fuiste mi bandera, la ciudad y sin fronteras. No perdimos el camino, porque te sentí conmigo. Y si fuiste mi después y por siempre mi recién. 

Sé que que soy por nuestra historia, sé que soy por tu memoria.

lunes, 5 de marzo de 2012

He sido derrotado por quienes me rodean.

El sábado, en su glorioso recital, Jairo contó una vivencia estremecedora de su Cruz del Eje natal. 
Una madrugada su hermanita no paraba de temblar mientras se iba poniendo morada. Sus padres estaban desesperados. No sabían que hacer. Temían que se les muriera y fueron a golpear la puerta de la casa del médico del pueblo. 
El doctor Arturo Illia se puso un sobretodo sobre el pijama , se trepó a su bicicleta y pedaleó hasta la casa de los González. 
Apenas vio a la nenita dijo: “ Hipotermia ”. 
- “ No se si mi padre entendió lo que esa palabra rara quería decir ”, contó Jairo. 
La sabiduría del médico ordenó algo muy simple y profundo. 
Que el padre se sacara la camisa, el abrigo y que con su torso desnudo abrazara fuertemente a la chiquita a la que cubrieron con un par de mantas. 
- “ ¿ No le va a dar un remedio, doctor ? ”, preguntó ansiosa la madre. 
Y Arturo Illia le dijo que para esos temblores no había mejor medicamento que el calor del cuerpo de su padre. 
A la hora la chiquita empezó a recuperar los colores. Y a las 5 de la mañana, cuando ya estaba totalmente repuesta, don Arturo se puso otra vez su gastado sobretodo, se subió a la bicicleta y se perdió en la noche. 
Jairo dijo que lo contó por primera vez en su vida. 
Tal vez esa sabiduría popular, esa actitud solidaria, esa austeridad franciscana lo marcó para siempre. 
El teatro se llenó de lágrimas. 
Los aplausos en la sala denotaron que gran parte de la gente sabía quien había sido ese médico rural que llegó a ser presidente de la Nación. 
Pero afuera me di cuenta que muchos jóvenes desconocían la dimensión ética de aquél hombre sencillo y patriota. 
Y les prometí que hoy, en esta columna les iba a contar algo de lo que fue esa leyenda republicana. 
Llegó a la presidencia en 1963, el mismo año en que el mundo se conmovía por el asesinato de John Fitzgerald Kennedy y lloraba la muerte del Papa Bueno, Juan XXIII. 
Tal vez no fue una casualidad. El mismo día que murió Juan XXIII nació Illia como un presidente bueno. 
Hoy todos los colocan en el altar de los próceres de la democracia. 
Le doy apenas alguna cifras para tomar dimensión de lo que fue su gobierno. 
El Producto Bruto Interno (PBI ) en 1964 creció el 10,3 % y en 1965 el 9,1 %. “ Tasas chinas ”, diríamos ahora. 
En los dos años anteriores, el país no había crecido, había tenido números negativos. Ese año la desocupación era del 6,1 %. 
Asumió con 23 millones de dólares de reservas en el Banco Central y cuando se fue había 363 millones. Parece de otro planeta. 
Pero quiero ser lo mas riguroso posible con la historia. Argentina tampoco era un paraíso. 
El gobierno tenía una gran debilidad de origen. Había asumido aquel 12 de octubre de 1963 solamente con el 25,2 % de los votos y en elecciones donde el peronismo estuvo proscripto. 
Le doy un dato más: el voto en blanco rozó el 20 % y por lo tanto el radicalismo no tuvo mayoría en el Congreso. 
Tampoco hay que olvidar el encarnizado plan del lucha que el Lobo Vandor y el sindicalismo peronista le hizo para debilitarlo sin piedad. 
Por supuesto que el gobierno también tenía errores como todos los gobiernos. 
Pero la gran verdad es que Illia fue derrocado por sus aciertos y no por sus errores. Por su histórica honradez, por la autonomía frente a los poderosos de adentro y de afuera. 
Tuvo el coraje de meter el bisturí en los dos negocios que incluso hoy mas facturan en el planeta: los medicamentos y el petróleo. 
Nunca le perdonaron tanta independencia. Por eso le hicieron la cruz y le apuntaron los cañones. 
Por eso digo que a Illia lo voltearon los militares fascistas como Onganía que defendían los intereses económicos de los monopolios extranjeros. 
El lo dijo con toda claridad: a mi me derrocaron las 20 manzanas que rodean a la Casa de Gobierno. 
Nunca más un presidente en nuestro país volvió a viajar en subte o a tomar café en los bolichones. 
Nunca más un presidente hizo lo que el hizo con los fondos reservados: no los tocó. 
Nació en Pergamino pero se encariñó con Cruz del Eje donde ejerció su vocación de arte de curar personas con la medicina y de curar sociedades con la política. 
Allí conoció a don González el padre de Marito, es decir de Jairo. 
Atendió a los humildes y peleó por la libertad y la justicia para todos. 
A Don Arturo Humberto Illia lo vamos a extrañar por el resto de nuestros días. 
Porque hacía sin robar. 
Porque se fue del gobierno mucho más pobre de lo que entró y eso que entró pobre. 
Su modesta casa y el consultorio fueron donaciones de los vecinos y en los últimos días de su vida atendía en la panadería de un amigo. 
Fue la ética sentada en el sillón de Rivadavia. 
Yo tenía 11 años cuando los golpistas lo arrancaron de la casa de gobierno. 
Mi padre que lo había votado y lo admiraba profundamente se agarró la cabeza y me dijo: 
Pobre de nosotros los argentinos. Todavía no sabemos los dramas que nos esperan. 
Y mi viejo tuvo razón. 
Mucha tragedia le esperaba a este bendito país. 
Yo tenía 11 años pero todavía recuerdo su cabeza blanca, su frente alta y su conciencia limpia.