En este mundo cada quien tiene su pequeña o gran preocupacion.

Miércoles diecinueve de enero del dos mil once, tres de la mañana, ocho minutos. Me cansé. Tanto hay para ver que ya ni me alcanzan los ojos. Pareciera que el mundo es tan grande y es solamente un pañuelo. Habrá que ir a quejarse a la lavandería. Sigue sucio, lleno de basura. ¡Hay tanta basura! ¿Cuando va a ser el día que la gente se de cuenta de que son solo gente, y que para ser persona se necesita mucho más? No, ser gente NO es lo mismo que ser una persona. Se llenan la boca hablando de paz y amor y libertad. ¿Vos me das paz cuando me mirás? No. Me querés matar. Si, ya sabes que te hablo a vos. No te hice nada. Vos me hiciste algo a mí y la vida sigue, me da igual. Estaba buena la impunidad. Yo era felíz. No haber sufrido un no te quiero mas estaba bueno. Era levantarse y seguir viviendo con una sonrisa. Pero no haber sufrido por amor, como dice Male, es no haber sentido nada en toda tu vida. Es vivir duro, es como estar de merca todo el día. Ahora ya sé. Prefiero mil veces ser quien soy por todo lo que pasó a ser alguien que vive en una burbuja, y lo sabés. Gracias por hacerme quien soy. Me abriste los ojos, me hiciste dar cuenta que soy demasiado para revolcarme en el pasto y salir toda manchada. Puedo empezar a caminar y solamente sentir el viento. Equivocarse es humano. El dolor es humano. Y postergar el dolor para cuando creas estar mas fuerte es solamente negarlo hasta que te quite al aliento y no te quede otra opcion que sentirlo. Nadie tiene la impunidad asegurada y nadie puede decir que nunca se equivocó. Si vamos a lamentar el presente, dar manotazos a la periferia de los acontecimientos y rezar por el futuro, entonces ¿que queda? Se ve solamente el hombrecito debajo de la armadura. Mientras hacemos todos esos planes, la vida nos codea y sigue corriendo a nuestra derecha. Pero cuando nos equivocamos y nos derrumbamos, significa que dimos un paso al costado y empezamos a correr dentro de ella. ¿O no?